Me hubiera gustado tanto que esa hubiera sido la foto, que esa máscara nos hubiera acompañado en aquellos tiempos. Hoy sé que aquellos muchachos, al menos habrían disfrutado llorando de risa. ¿Te imaginas entrando en cualquiera de las clases de Filosofía y, sin perder la compostura, plantear dudas a aquellos sesudos profesores que fumando en pipa impostaban la voz?
Eran ellos los verdaderos actores en un teatro de intrigas y palabras huecas. Construían su simulacro ante un público entregado que no lograba descubrir sus máscaras más caras. Nosotros sólo hubiéramos podido ejercitarnos siguiendo sus pasos como sombras para señalar su impostura. Ser radículos. Hacer el ridículo para ser radicalmente honestos. Creo que, salvo honrosas excepciones, en aquella facultad que alguien podría etiquetar como Catedral de la Razón y de la Ética no encontramos a grandes maestros, aunque no nos faltaron narcisistas.
No deberíamos haber aparcado la moto, sino más bien colarnos con la vespino por los pasillos y aulas anunciando, completamente alterados, la llegada a la ciudad del gran circo que se presentaba por primera y última vez con todo su elenco de bailarinas, malabaristas y payasos en una danza aérea sobre el cable en una carpa sin red.
[Carta de Juan Tormo a Miquel Mollà en resposta a la profanació d'aquesta estimada fotografia dels anys joves]
No deberíamos haber aparcado la moto, sino más bien colarnos con la vespino por los pasillos y aulas anunciando, completamente alterados, la llegada a la ciudad del gran circo que se presentaba por primera y última vez con todo su elenco de bailarinas, malabaristas y payasos en una danza aérea sobre el cable en una carpa sin red.
[Carta de Juan Tormo a Miquel Mollà en resposta a la profanació d'aquesta estimada fotografia dels anys joves]
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada